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#FoodWaste: El mundo está prestando atención

Los desperdicios de comida son hoy una problemática a nivel mundial y diferentes países están tomando medidas para revertirlo. Acá, ¿qué se está haciendo con los desperdicios de comida y qué prácticas podemos aplicar en Argentina?

 

Las pérdidas y desperdicios de comida -en inglés food waste- son hoy uno de los mayores desafíos a nivel global. Integran el doceavo punto en los Objetivos de Desarrollo Sustentable de la ONU, “Producción y consumo responsables”, ¿Qué implica esto?

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Para reducir una problemática que se encuentra en ascenso, es importante enfocar dónde se encuentra el problema, a pesar de que todos los eslabones en la cadena son responsables en distinta medida. 

 

Según datos de la FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura), en países en vías de desarrollo se manifiesta el problema en mayor medida en los eslabones de producción y transporte de los alimentos. En cambio, en países desarrollados se desperdicia más comida cuando llega al consumidor final.

Es alarmante conocer que un tercio de todos los alimentos que se producen nunca llegan al plato. Este dato no es menor para varios países que tomaron la iniciativa y comenzaron sus propios programas para reducir las pérdidas. 

Algunas de las medidas que se están tomando alrededor del mundo para darle la vuelta a la pérdida de alimentos; y cómo impacta el problema en nuestro país.

Francia sostiene el puesto más alto en el Food Sustainability Index (Índice de Sustentabilidad de los Alimentos) por sus políticas de pérdidas de alimentos y prácticas agrícolas sustentables. Hoy, solo pierde el 1.8% de toda la comida que produce. En estos últimos años, a través de diferentes leyes, se reguló al sector privado, obligándolo a reciclar si sobrepasan las 120 toneladas de residuos orgánicos al año.

 

Esta ley se fue desarrollando para incluir a todos los negocios, hospitales y restaurantes. Aún así, el país dió un gran salto cuando en 2015 prohibió a los supermercados tirar toda la comida consumible que no vendían, aplicando penas y multas para los incumplidores. La idea por detrás es incentivar a que realicen más donaciones de comida perfectamente consumible, aún si les es más económico tirarla.

En Italia regularon la misma ley, priorizando hacer más fácil que puedan donar, con menores cargas tributarias y supuestos de responsabilidad para los supermercados. 

REGULAR COMO POLÍTICA

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Otros países generaron sus propias regulaciones, enfocándose en una sola parte del proceso. En Noruega por ejemplo, el gobierno llegó a acuerdos con los distintos sectores de la cadena productiva para reducir los residuales. Y en Dubai (Emiratos Árabes Unidos), donde se desperdician 2.7kg de comida por persona cada día, aplican la tecnología para reducir en sus famosos hoteles. En Seúl (Corea del Sur), lograron disminuir 10% de todos los desperdicios cuando comenzaron a cobrar a los consumidores para reciclar la comida que tiraban. A más comida, mayor el costo.

En cada producto que se vende en supermercados y locales pueden verse etiquetas que indican el vencimiento o “consumir preferentemente antes de”. Al sobrepasar la fecha, todo lo que no se vendió es desechado.  En muchos países, las fechas están determinadas por cada empresa o productor en particular, por lo que pueden ser arbitrarias. 


En esta problemática se basó Dinamarca cuando sancionó una ley para educar a los consumidores para que conozcan mejor las implicancias del vencimiento y cuándo realmente se puede, o no, comer. En “Save the Food” recomiendan que muchas veces los sentidos son mejores para determinar si un alimento ya no sirve. Natalia Cervilla, nutricionista graduada de la Universidad Nacional de Córdoba señaló que “es diferente para cada alimento y depende de la etiqueta. Cuando dice “preferentemente antes de” se puede dar que el producto cambie en algún aspecto físico pero que no afecte su calidad nutricional.

OJO CON LAS ETIQUETAS

denmark. supermercado que vende producto

Además, el país europeo les permite a los locales seguir vendiendo estos alimentos si no son un peligro para la salud de la gente y si la etiqueta está claramente expuesta. Con estas dos caras, las personas conocen cómo comprar mejor y además tienen un mercado dónde hacerlo. 

Un estudio de FoodTank reveló que en Kenia, los estrictos estándares estéticos que Europa le impone a sus exportadores, obliga a que los productores desechen el 40% de sus cosechas. 

Se come por los ojos dice la frase y, por esa razón, una de las principales razones por la que el sector agropecuario desecha sus alimentos es porque no son “lindos” a la vista, y por lo tanto, se presumen que no se van a vender. Por otro lado, los cambios de demanda de parte de supermercados muchas veces generan que pequeños agroproductores desechen directamente lo que les sobra.

Por estas razones, en el Reino Unido se comenzó un movimiento de Gleaning (recopilación), en el que se crearon organizaciones como “FeedBack” una red de grupos que se conectan con el sector agropecuario para que todo lo que les sobra, puedan alcanzarlo a fundaciones y ongs que manejan donaciones de comida.

LOS PRODUCTORES TAMBIÉN DESECHAN (Y MUCHO)

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En Estados Unidos está en auge este movimiento, donde aplicaciones y organizaciones se encargan de conectar a productores y negocios para que todo aquello que les sobra llegue a asociaciones sin fines de lucro y comedores. 

 

Y Argentina no se queda de lado. Técnicos del Ministerio de Agricultura y Ganadería adjudican el incremento de las pérdidas al mal manejo que muchas veces sucede en el transporte y almacenamiento

Según el Washington Post, el 40% de todos los alimentos requiere refrigeración; y por el mal manejo de las temperaturas se pierde entre un 20% y un 30%.

Implementar la cadena de frío puede alargar la vida de todo tipo de comidas, y asegurar su inocuidad. Una correct aplicación de la cadena de frío implica que la comida puede llegar más lejos y por mayor tiempo sin desecharla.

LA CADENA DE FRÍO

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Natalia Cervilla explicó que mantener en cámaras de frío a los alimentos prolonga su vida útil, evitando los microorganismos que aceleran su maduración y, además, no arruina la calidad de la comida.

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